La confianza que se esconde en el miedo
Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido. Ahora es el momento de comprender más, para temer menos. Marie Curie
Escrito por la Dra. Liliana López Especialista en terapia vibracional

Tanto se ha intelectualizado sobre el miedo… Por ser una de las emociones más arraigadas en la naturaleza del ser humano, durante toda la historia de la humanidad, se ha hablado de él. Se ha intentado explicar, sintetizar y analizar. Lo hemos intelectualizado, desmenuzado y vuelto a armar. Nos ha servido de consejero, de arma de defensa y de excusa para herir…
Sabemos que ante una amenaza reaccionamos a través del ataque, la parálisis o la huida y es la respuesta inconsciente de nuestro cerebro: evasión o furia y la raíz del pánico colectivo o una multitud enfurecida, lo que, en palabras de los neurobiología, es derivado de aquellos antepasados remotos que vivían en estado salvaje.
Cuando el cerebro define lo que es una amenaza para la vida perdemos el control, incluso llegando a lo que se llama la visión de túnel o pánico.
Ante la amenaza, el cerebro entra en una actividad frenética y comienza la liberación de hormonas de emergencia; la tensión arterial aumenta y las pupilas se dilatan, la digestión se detiene, la boca se seca y comienza la sudoración necesaria para refrigerar el cuerpo que se prepara para la huida. La amígdala secuestra al cerebro y no permite que la información llegue a la parte del cerebro que toma decisiones. La amígdala asume la función de protegernos.
En ese momento, el pensamiento se nubla y reduce, ya que el cerebro entra en modo supervivencia. (Para ampliar esta información, se puede investigar sobre la neurobiología del miedo).
Los científicos han estudiado el cerebro y su comportamiento y han postulado teorías cómo esta:
El cerebro humano como es evolutivo, ha desarrollado tres capas. Esta es una teoría ampliamente conocida como el “cerebro triuno” (Paul McLean):
Cerebro reptiliano o instintivo, responsable del modo supervivencia.
Cerebro límbico o emocional, conocido como el centro de las emociones, responsable de la parte adaptativa.
Cerebro racional o neocortex, intelectualiza, racionaliza, negocia.
Esta teoría, aunque con tantos detractores como apoyadores, nos ayuda a simplificar la información funcional de un órgano sumamente complejo.
Más recientemente, se ha profundizado sobre el miedo biológico y el miedo psicológico y desde este concepto, se explican los procesos de pensamiento y acción o reacccion y su cascada biológica.
Es decir que cuando se enciende la alarma del miedo, el cerebro, sin diferenciar si es peligro físico o emocional, genera la misma cascada de reacción… puede que cambie la intensidad, pero la cadena de reacción biológica es la misma en cualquier tipo de miedo.
Para nuestros remotos antepasados salvajes, la alarma de peligro la debían tener encendida prácticamente todo el tiempo de modo que pudieran garantizar su supervivencia frente a las situaciones de peligro como estar frente a un león hambriento.

El asunto es simple:
Si ya no vivimos en el estado salvaje de correr por tu vida, “miedo biológico” porque la gran mayoría de los miedos en tiempos modernos no están relacionados con ese corre por tu vida,
Porque seguimos reaccionando como si la vida misma estuviera en juego, ¿aún frente a las diferencias ideológicas, religiosas, morales o políticas?
Esto es lo que han llamado el “miedo psicológico” y su cadena es principalmente activada por la ignorancia.
Recuerdo que hace algún tiempo presencié una situación que aún hoy, cuando vuelve a mi memoria, no puedo evitar reír:
Dos personas estaban hablando sobre “el corazón tan bondadoso de esa señora” … Es que es la persona más buena que hubieran conocido… (continuaban conversando), hasta cuando la señora comienza a orar con mantras del budismo… la señora comienza a cantar el mantra de la compasión (om mani pedme hum) y esas personas que hasta hace un instante estaban hablando del corazón de la señora, de un salto corrieron espantadas vociferando sobre los rezos satánicos de la señora.
Al menos 3 frases célebres se me vienen a la mente:
El miedo es el más ignorante, el más injusto y el más cruel de los consejeros
(Edmund Burke)
De lo que tengo miedo es de tu miedo
(William Shakespeare)
El miedo corrompe la inteligencia y es una de las causas de la egolatría
(Jiddu Krishnamurti)
Esta experiencia es una buena ejemplificación de la relación estrecha que existe entre el miedo y la ignorancia… en este caso, una creencia religiosa que por ignorancia es confundida con “maldad” despierta el miedo y comienzan la exclusión, separatividad y los odios, en lugar de poner luz a través del entendimiento y el aprendizaje.
A mi parecer, uno de los más grandes aportes que nos ha dado la neurociencia, es la comprobación biológica de algo que desde tiempos antiguos ya hablaban nuestros sabios: el miedo se desactiva cuando activamos la confianza y el camino para salir del miedo hacia la confianza como estado del alma, es tener un cerebro abierto y dispuesto a aprender, entender y poner en práctica.
Y es que, según los expertos, el miedo y la confianza se activan en la misma zona del cerebro, por lo cual no pueden existir en el mismo momento ni en la misma situación. En otras palabras, frente a cualquier situación, el cerebro activa el miedo o activa la confianza y su consecuente cadena de reacción física, emocional, y/o mental.

Al desarrollar la confianza desaparece la violencia porque el cerebro activa nuevas maneras de percibir lo que pasa, entonces abordemos a la confianza como el remedio (farmacia cerebral) para el miedo.