Luly Bossa es una reconocida actriz colombiana nacida en Barranquilla, que a lo largo de más de tres décadas de trayectoria se ha consolidado como una de las figuras más queridas de la televisión nacional. Su versatilidad le ha permitido brillar en producciones de gran éxito, tanto en la pantalla chica como en el cine y el teatro, ganándose el cariño del público con personajes entrañables y de gran carácter.   Más allá de su carrera actoral, Luly también ha sido portada de importantes revistas como “15 Minutos, Bocas, TVyNovelas, Vea», entre otras, reflejando su vigencia y relevancia dentro del mundo del entretenimiento. Hoy tenemos el honor de tenerla engalanado este portal con su vida.   Su nombre es sinónimo de talento, carisma y pasión por el arte, convirtiéndose en un referente indiscutible de la cultura colombiana.

Entre sus producciones más importantes se destacan:
• Azúcar (1989), como Ana Julia Belden, uno de sus papeles más recordados.
• Ana de Negro (1991), su primer protagónico absoluto.
• Amor sin fronteras (1992) y Oro (1995), que la consolidaron como figura principal.
• El baile de la vida (2005), donde brilló con el papel de Clara Ordóñez.
• Amores de mercado (2006), La teacher de inglés (2011) y 5 viudas sueltas (2013), que mostraron su versatilidad en distintos géneros.
• Más recientemente, en La venganza de Analía (2020) y Operación Pacífico (2020), reafirmó su vigencia con personajes de gran carácter.

 

 Fotografías  @andresreinafotografo 

Producción   y  dirección  @sandraicorrales 

Makeup @yuruanyflemingofficial 

 

En cine ha protagonizado películas como Rizo (1999) y El carro (2004), además de participar en In fraganti (2008). 

En teatro, su trabajo ha brillado en obras como “Y se armó la mojiganga “del Teatro Nacional, “La fiesta del chivo” Teatro Nacional, “Se necesita un tenor”, ¿” Y si me caso qué…?   he “In-Fieles».
Con una trayectoria sólida y constante, Luly Bossa se ha consolidado como una de las actrices más importantes de Colombia, reconocida por su talento y capacidad de reinventarse en cada etapa de su carrera.

 

¿Qué recuerdas de esos primeros pasos en la actuación?
Mis inicios fueron en el año 83, o tal vez 84, pero actoralmente fue con la telenovela «Navarro», dirigida por Carlos Duplat y protagonizada junto al reconocido Carlos Muñoz. Fue una experiencia que marcó mi vida porque ahí descubrí de verdad lo que significaba pararse frente a una cámara y darlo todo. Quien me abrió las puertas y me dio la bienvenida fue Luis Eduardo Arango; él me recomendó con el director y así fue como empecé a caminar este camino. Fue una mezcla de nervios, emoción y el descubrimiento de que ese era mi lugar.


Has pasado por televisión, cine y teatro… ¿en cuál de estos escenarios te sientes más tú?
Cada escenario tiene su propio universo y exige cosas diferentes del actor. En el teatro estás completamente desnudo ante el público, porque la energía de cada noche nunca se repite, y ahí no hay espacio para los errores. En el cine es como lanzarse al vacío después de un proceso largo de ensayos, donde todo se mide al detalle. Y la televisión tiene esa particularidad de la inmediatez: casi no hay tiempo de ensayar, pero cuentas con la ventaja de la edición y la postproducción. Yo me siento en casa en los tres, porque cada uno me ha permitido crecer y descubrir facetas diferentes de mi profesión.

 

 

¿Cuál ha sido el personaje que más te ha desafiado como actriz?
En teatro tuve un reto enorme interpretando a la muerte en la obra Y se armó la mojiganga, dirigida por Jorge Alí Triana. Era un papel exigente porque no se trataba solo de actuar, sino de encarnar un concepto tan abstracto y universal como la muerte. Me obligó a explorar emociones y estados del ser que nunca había trabajado antes, y eso me transformó como actriz.

 

Después de tantos años en el medio, ¿cómo te reinventas y mantienes viva tu pasión por actuar?

Creo que la clave está en no perder nunca la capacidad de asombro. Esta profesión, como la vida misma, exige mantenerse en constante aprendizaje. Yo trato de estar siempre abierta a investigar, a experimentar, a no dar nada por sentado. La actuación es como la fe: hay que sostenerla con convicción y curiosidad, y, sobre todo, con disciplina. Eso es lo que me mantiene con el mismo entusiasmo que cuando empecé.

 

¿Qué papel sueñas con interpretar que aún no has tenido la oportunidad?
Siempre he tenido la ilusión de hacer un héroe de acción. Me encantaría interpretar un personaje lleno de fuerza física, con adrenalina, que me ponga a prueba en otro nivel. Creo que sería un desafío completamente distinto a lo que he hecho y me divertiría mucho.

 

¿Cómo ha cambiado la televisión colombiana desde tus inicios hasta hoy?
El cambio ha sido abismal. En lo tecnológico, la calidad de la imagen, el manejo de cámaras, la postproducción… todo es distinto. Hoy tenemos un nivel que antes era impensable. Pero también ha cambiado lo laboral: cuando empecé no se respetaban los horarios, se trabajaba sin descanso y con mucha presión. Ahora, gracias a los sindicatos y a la sociedad de gestión, hay más humanidad y respeto por el actor. Eso ha sido un gran avance.


¿Hay alguna producción que guardes con especial cariño?
Definitivamente «Ana de negro» (Ana de Negro fue una telenovela colombiana producida por RTI Televisión en 1990-1991 para Cadena Uno, protagonizada por Luly Bossa y Danilo Santos, con libreto original de Gisela Fabelo). Fue mi primer protagónico, y además tuve la oportunidad de compartir escena con mi mamá. Esa experiencia no la olvidaré nunca, porque mezcló mi vida personal con mi vida artística de una manera muy especial.

 

 

¿Qué haces en tus tiempos libres cuando no estás actuando?
Siempre encuentro un espacio para entrenar, porque el cuerpo es mi herramienta de trabajo y necesito mantenerlo fuerte. También tengo épocas en las que me dedico a componer, a escribir, porque el arte se manifiesta de muchas formas y me gusta explorar otras facetas creativas que me enriquecen.

 

¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
En este momento estoy en una obra de teatro que me ha exigido al máximo. Regreso a los escenarios con » Ponte en mi lugar”, una obra intensa y llena de emociones, escrita y dirigida por Sandra I. Corrales.  Interpreto cinco personajes distintos y los cambios los hago en plena escena, sin salir del escenario. Paso de ser una niña de quince años a un padre de cuarenta y seis, luego a una madre de cuarenta, después a una anciana de ochenta y finalmente a un personaje trans que es el gemelo del padre. Ha sido, sin duda, uno de los retos más grandes y gratificantes de mi carrera.  interpretar cinco personajes distintos que, a través de sus monólogos, comparten sus heridas familiares, sus batallas internas, sus traumas no resueltos y esos sueños que han quedado en pausa.

 

 

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